Nace un pintor

Nace un pintor.
Por: Lic. Alberto Valcárcel Guevara, director e investigador de la Casa Museo Hurón Azul.

Corría el día 3 de agosto del año 1900 en el poblado de Zulueta, Las Villas y la familia Enríquez Gómez recibe la llegada de un nuevo miembro, su primogénito varón, al que nombran Carlos Antonio Esteban.
Desde sus inicios se nos descubre con un espíritu curioso e imaginativo, por lo que recorre los campos cercanos atrapando imágenes y vivencias del paisaje, de la vida, la miseria y creencias de los campesinos. Las noches en la casa discurrían entre los relatos de la nana que hablaban de bandoleros, fantasmas y aparecidos; y las incursiones por el gabinete médico del padre, captando imágenes de fetos y esqueletos, y curioseando en los libros de anatomía de la biblioteca de papá.
Siempre hubo un tiempo para que el abuelo paterno ayudara y guiara a Carlito a reflejar y recrear en acuarelas y dibujos las imágenes captadas. El relato Recuerdos escrito por Carlos en su adultez y una entrevista a Juan Sánchez en 1954 nos descubren esta historia.
Estas cinco obras de la Infancia de Carlos Enríquez forman parte de la colección de la Casa Museo Hurón Azul, y hemos querido mostrarlas como homenaje al artista en el día del Aniversario 120 de su natalicio.
Estas obras por orden de la publicación son: la primera, 7 años, la segunda de los 8 años, la tercera y la cuarta de los años, y la última de los 10 años.
Los seguidores de la obra pictórica de Carlos conocen que él llamó su Romancero Guajiro a la etapa que dedicó a tratar la vida y el paisaje rural, lo que no es exclusivo de la pintura, ya que en su narrativa también lo reflejó.






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